A nuestras hijas: María Alejandra
y Génesis Jafet
Alejandro A. Artigas Nuñez
Mis amadas hijas, su mamá y yo siempre recordamos aquel hermoso y muy especial 13 de marzo de 1994 y el 28 de mayo de 1998, cuando en la mañana, pudimos Lola y yo, versus hermosos rostros. Dios nos había enviado dos hermosas hijas, para que así, al lado de nosotros, hicieran esa dupla de princesas que seguiría alegrando nuestra existencia como familia. María Alejandra y Génesis Jafet, ustedes llegaron para completar nuestra alegría como padres. Gracias mis pequeñas princesas por hacernos tan felices. Que Dios las bendiga.
El tiempo de vida que Dios quiera regalarnos no alcanzará hijas para dar gracias por ustedes, por complementar nuestras vidas como padres. Las amamos hijas. Que hermoso es princesas que al lado de nosotros, realmente sean la herencia que Dios nos ha dado. Como lo dice la Biblia en el Salmo 127:3: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre”. Que hermoso saber que ustedes son parte de esa herencia. Las amamos, y es nuestra oración que: “Dios nos ayude a entregar buenas cuentas con ustedes, que podamos presentarlas ante Él como una herencia multiplicada”.
Toda nuestra confianza está puesta en Dios, quien las guía, les guarda y las protege, esa es nuestra súplica a Dios por ustedes cada día; pero no deja de preocuparnos cómo en estos tiempos nuestros jóvenes se están apartando de la buena senda, se están dañando, está prefiriendo el mal camino, la puerta ancha de la perdición,buscan el camino más corto y peligroso. Incluso mucho de estos jóvenes han querido influenciar en ustedes cuando el cuidado de mamá y papá no está cerca,y nos preocupa que un día vayan a lograr su cometido. Es por eso que constantemente estamos aconsejándolas, cuidándolas, amándolas entrañablemente.
María Alejandra y Génesis Jafet, ustedes son nuestro tesoro, y por eso las cuidamos. Sabemos hijas queridas que para esos peligros y amenazas que diariamente se les presentan tenemos una solución, hay un remedio, así se lo hemos inculcado y se los hemos hecho saber como padres de ustedes que somos, y es a Jesucristo el Señor, a quien pueden imitar y seguir, a no alejarse de esos muy buenos ejemplos y enseñanzas que nos dejó escritos en las Sagradas Escrituras, a no alejarse de Él nunca. Recuerden que separadas de Él (Jesucristo) nada podrán hacer, Evangelio de San Juan 15:5. Mientras estén al lado del Señor Jesucristo, siempre serán unas triunfadoras. Ánimo, adelante, que sí se puede.
Hijas preciosas,hijas de nuestros corazones, ustedes forman parte importante de esta familia que Dios puso sobre nuestros hombros como padres, familia que debe mantenerse en el santo temor a Dios; pero el enemigo y loa avatares de la vida y del tiempo quieren destruir a las familias, simple y llanamente porque la familia es el mejor regalo que Dios puede darle a la humanidad y tiene un origen divino. Una familia que ora unida permanece unida y jamás será vencida. Hoy, tu madre y yo, les decimos que deben luchar, con la ayuda de Dios, por su familia, su papá y su mamá, rogar a Dios para mantenernos unidos en el amor y la comprensión,sirviendo y obedeciendo a Dios y a Sus consejos plasmados en Su Bendita Palabra, la Biblia, como una familia.
Quizá estos tiempos avanzados y modernos nos obligan a ir más rápido, corriendo en la vida, pero que ello no las lleve nunca a perder el amor y la fe por Dios y por su familia. No escuchen el mal consejo, que seguramente, vendrá de lo externo, de sus alrededores; escuchen la voz y el consejo de Dios y de sus padres, para que les vaya bien. Recuerden que siempre les decimos que honren a su padre y a su madre, que no menosprecien la corrección, porque las amamos y queremos lo mejor para ustedes.
Hijas de nuestro corazón, son cortas las palabras para decirles lo importante que son para nosotros, y también corto es el tiempo para decirles cuánto las amamos.Simplemente, las amamos y las seguiremos amando siempre, siempre, siempre. Dios las bendiga en todo momento hijas de nuestra vida. Sus Padres: Alejandro y Lola. Hasta una próxima oportunidad si Dios quiere.
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