Crecemos cuando educamos
*- Alejandro A. Artigas
Núñez
Se nos decía, en tiempo de nuestros
padres, que la educación es la mejor herencia que pueden dejarnos nuestros
padres. Que máxima de reflexión más cierta e importante, no sólo en estos días,
sino que continúa siendo una gran verdad del tamaño del Tierra. Cada vez más la
influencia, la buena influencia, de nuestros progenitores, se hace necesario.
En este tiempo tan exigente es propicia la oportunidad para recordar y poner en
práctica todo lo enseñado por nuestros maestros, y por nuestros padres. Esos
valores de familia que sólo se nos enseñan en nuestra familia, en nuestra casa.
Es
bueno reflexionar que educarnos no es solamente cuando vamos a la escuela,
liceo o universidad, es aprender a cómo debemos llevarnos o conducirnos en la
vida. Esto lo decimos, que por razones, que en este instante no vamos a
discutir, muchas personas no pueden o no tienen la oportunidad de acceder al
sistema educativo formal que nos presenta el Estado Nacional. Pero hoy en este
tiempo la realidad es otra, ya que sobran las oportunidades para formarse académicamente,
y les animamos para que tome en cuenta estas oportunidades y las aproveche.
Recuerde que para mañana puede ser tarde.
En la medida que sigue
transcurriendo el tiempo se presentan muchas oportunidades de poder capacitarse
académicamente en una profesión universitaria o de perfeccionarnos en un oficio
definido, de tecnificarnos, y en donde nos ganaríamos la vida de una manera más
cómoda. Pero supongamos que realmente, muchos no pueden, por cualquier razón
que no va al caso, continuar sus estudios, aun así no es escusa para no comportarse
como un ciudadano ejemplar, debido a que la formación principal debe venir de
casa, de mi familia.
El hecho de ser educador no significa
que todo lo sabemos, más sin embargo existen las herramientas, tecnológicas y
otras, para actualizarnos constantemente, de allí nuestro deber de educar bien.
Para nadie es un secreto que el educar en asunto de vocación, de lo contrario
no podemos enseñar lo que no nos gusta, lo que no nos apasiona, la educación no
es cuestión de lucro, sino de vocación.
No es mi intención hacer una
diatriba de lo que es ser educador, pero sí es mi deseo el que podamos
reflexionar, a todos a los que Dios nos dio el honroso privilegio de formar
multitudes para el engrandecimiento de una Nación, y de la comunidad donde nos
desempeñamos, que impartamos no sólo lo académico, sino también los valores y
principios que se han perdido y que tanta falta nos hacen.
El docente crece cuando educa,
cuando enseña, integralmente, a todos sus estudiantes que pasan por sus aulas.
Es cierto que somos seres humanos, más sin embargo, donde quiera que nos
confrontamos seguimos siendo el maestro o profesor, y como tal debemos seguir
comportándonos. Recordemos que no sólo formamos en la escuela, también lo
hacemos en la comunidad, y donde quiera que estemos. Claro, en estos lugares no
llevamos un pizarrón ni tampoco los marcadores, o antiguamente la tiza; pero
con nuestro ejemplo y nuestras acciones también estamos educando, enseñando,
construyendo. De allí mi intención de que con esta breve reflexión podamos
mejorar cada día más, poniendo todo nuestro empeño como educadores. De más está
recordarles que esto no quiere decir que no tengamos vida privada, claro que
sí, pero sin dejar de ser educadores…
Cuando recorremos las calles siempre
nos conseguimos con antiguos estudiantes, con quienes tuvimos la oportunidad de
compartir la enseñanza, y nos siguen llamando maestro o profesor, y es muy
satisfactorio cuando escuchamos de ellos sus recuerdos cuando los formábamos en
las instituciones donde laboramos y ellos estudiaron, cuando nos informan de
sus avances académicos y profesionales. Ahora imaginemos lo satisfactorio que
es cuando nuestros estudiantes ya pasan a ser profesionales, e inclusos colegas
en nuestras profesiones. Entonces sí se puede crecer cuando educamos. Hasta una
próxima oportunidad si Dios quiere.
Articulo de opinión publicado en el Diario LA NOTICIA, el día Jueves, 29 de Mayo de 2014
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